Rodrigo Rodríguez, el tenaz periodista de investigación, se sumergió en las profundidades del caso que sacudió a la nación: la captura de Patrick Schmitz, el ciudadano alemán señalado como el cerebro detrás de una sofisticada red de narcotráfico que operaba a escala internacional. Schmitz, un hombre que tejía hilos invisibles entre los dos carteles más poderosos de México, el Cártel de Sinaloa (CDS) y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CDG), fue aprehendido en un operativo de alto impacto en una lujosa cabaña con piscina, ubicada en el paradisiaco corregimiento de Taganga.

Sin embargo, lo que parecía ser una simple captura de un capo extranjero, pronto se convirtió en una historia mucho más compleja y enigmática. Al ingresar a la propiedad, los agentes se encontraron con una escena que desafiaba toda expectativa: un altar, meticulosamente construido en un rincón apartado de la vivienda, adornado con símbolos y objetos que sugerían una profunda conexión con lo oculto. Esta revelación inesperada no solo añadió un nuevo capítulo a la intrigante vida de Schmitz, sino que también planteó interrogantes sobre el papel de la espiritualidad y los rituales en el mundo del crimen organizado.
¿Era este altar una simple fachada, un capricho personal o un elemento fundamental en las operaciones de la red criminal? ¿Qué secretos ocultaba este hombre detrás de una apariencia sofisticada y una red de contactos internacionales? Las preguntas se multiplicaban a medida que Rodrigo profundizaba en la investigación, desenterrando pistas que conectaban a Schmitz con oscuros cultos y prácticas rituales, y revelando una faceta desconocida de un hombre que parecía moverse con facilidad en los círculos más poderosos del narcotráfico.