Es una relación que se remonta a muchos años, el Cártel de Sinaloa en el país azteca, mantiene conexiones estrechas con el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), compartiendo varias cosas, entre ella el Océano Pacífico. Los amos de las armas de largo alcance son los cárteles mexicanos.
El 8O% de las armas de los cárteles provienen de Estados Unidos: el estado de Texas que limita con México, permite la venta legal de todo tipo de armamento. Los grupos criminales de México aprovechan esta situación para traficar armas que luego, envían al ELN en Colombia, siendo la ruta principal por el Pacífico.
EL ELN debe compensar por la abundante cantidad de armas proporcionadas por los cárteles, el mercado de la cocaína asciende a más de 34 mil millones de dólares anuales solo en Estados Unidos y la pasta base de coca se envía de la misma manera en que se reciben las armas. Cuando no es viable utilizar los puertos del Pacífico, se deben buscar otras rutas.
Conexión entre Cártel de Sinaloa y ELN
Machiques de Perijá, en el territorio de Zulia, Venezuela. De acuerdo a las autoridades colombianas, el Cártel de Sinaloa tiene una fuerte presencia en esta zona que forma parte del Catatumbo venezolano; su proximidad a la frontera con Colombia, crea un área donde las fuerzas nacionales no pueden intervenir y donde las autoridades del régimen de Maduro parecen ser complacientes.
El 90% de la droga que llega a Estados Unidos ingresa por México, lo que representa un mercado que deja grandes ganancias para ambos grupos. El ELN compra el kilo de hoja de coca a los campesinos por menos de 1 dólar y tras el procesamiento, lo vende a los cárteles por más de 20 dólares. Este cártel, a su vez, puede comercializarlo en más de 60 dólares en Estados Unidos, donde se estima que anualmente ingresan más de 1.000 toneladas de cocaína.