La historia de Zaida Andrea Sánchez Polanco, alias ‘La Diabla’, es un oscuro relato de ambición, misterio y violencia. Con solo 27 años, su nombre quedó grabado en la historia criminal de Colombia, especialmente tras la masacre de la familia Lora Rincón en Aguachica, Cesar, el 29 de diciembre de 2024. Su muerte no cerró su historia; al contrario, desató una serie de sucesos escalofriantes, como cruces de piedra, arena de cementerio y rituales oscuros, que dejaron claro el poder de su influencia incluso desde el más allá.
Según el investigador Jacobo Solano, Zaida tenía vínculos con prácticas de brujería, usando armas ‘rezadas’ y creyendo en el poder de lo oculto para su ascenso criminal y sus relaciones personales. A pesar de su juventud, había logrado establecer conexiones con poderosos carteles mexicanos, el Clan del Golfo y grupos guerrilleros del Catatumbo, expandiendo su imperio con la ayuda de su pareja, alias ‘El Calvo’, a quien se presume que ella misma mandó a asesinar.
Presuntas prácticas de brujería de alias ‘La Diabla’
Aguachica se le había quedado pequeño. Zaida había comenzado a viajar a las Bahamas y México, buscando conexiones para llevar su negocio al plano internacional. Justo cuando planeaba mudarse a Medellín donde ya tenía apartamento comprado, fue asesinada. Su corta vida fue un torbellino de manipulación y audacia. Operando bajo múltiples identidades, se infiltró en estructuras criminales y tejió una compleja red de relaciones con bandas opuestas, convirtiéndose en un personaje mítico.
Incluso después de su muerte, los secretos de La Diabla persisten, como el del sicario que terminó aceptando su participación en la masacre de los pastores, arrepentido por haber asesinado a inocentes, reveló que solo seguía órdenes confusas que mencionaban a una tal ‘Andrea’. Los misterios que dejó Zaida Andrea Sánchez Polanco, alias ‘La Diabla’, continúan vivos, un recordatorio de que algunas sombras nunca se desvanecen.