Andrea Valdés entró a la cárcel El Buen Pastor de Bogotá en 2011, condenada a 28 años de prisión por el homicidio de una amiga cercana, luego de una riña porque, al parecer, esta tenía una relación sentimental con el marido de Andrea.
Con los años ella fue enviada a la cárcel de El Pedregal de Medellín, donde una visita autorizada por ella comenzó a ingresar productos ilegales al centro penitenciario con la presunta complicidad de la guardia, lo que Andrea denunció y por lo que hubo represalias.
“Me mandaron a cortar mi cara, debido a eso, me cortaron el cabello, me hicieron el llamado mal champú. Fueron unas internas de allá al interior de ese centro penitenciario del Pedregal, estas internas fueron incitadas por miembros del cuerpo de custodia que yo le instauré las denuncias”, declara Andrea Valdés.
Andrea Valdés, mujer violada en la cárcel
Andrea fue enviada a la Unidad de Tratamiento Especial UTE de El Pedregal por el entonces director de la cárcel, Pablo Yamid Ramírez, donde según ella, fue abusada por dos guardianes del Inpec, con un intervalo de una semana, entre agosto y septiembre de 2024, dándole ellos una razón por ese vejamen y amenazándola por si ella denunciaba lo que le estaban haciendo.
“Que por sapa, que para que siguiera denunciando y llamando a las fundacioncitas. Que si bien no me daba cuenta que veía yo cómo él había podido entrar, que así mismo me podría declarar, a legalizarme, esas son las palabras que ellos dos utilizaron”, agrega Andrea.
Legalizarla es matarla. Valdés quedó embarazada, sin saberse cuál de los dos guardianes es el padre de su hijo, quien ya nació y se está criando por Andrea en el Pabellón de Maternas de la cárcel de El Buen Pastor. Por ahora es su abogado, Felipe Alzate, quien asumió el caso ad honorem y es el acudiente del hijo de Andrea para que el ICBF no se lo quite.