Autoridades de America Latina estan en alerta por expansión del Hezbollah y otras bandas criminales extranjeras en la región
¿Un nuevo Mariel o una estrategia de Maduro? plantea una interrogante inquietante ante la acelerada expansión del Tren de Aragua por América Latina. Este grupo criminal venezolano, con sus raíces en las cárceles del país, ha extendido sus tentáculos a naciones vecinas, involucrándose en una amplia gama de actividades ilícitas, desde el tráfico de drogas y armas hasta la trata de personas y la extorsión. La comparación con el éxodo de Mariel es inevitable: al igual que en aquel momento, se observa un flujo masivo de personas, aunque en este caso, se trata de criminales altamente organizados y violentos.
Sin embargo, existen diferencias fundamentales. Mientras el éxodo de Mariel fue un evento puntual y caótico, la expansión del Tren de Aragua parece ser un proceso más planificado y estratégico. Surge la pregunta: ¿Es posible que el régimen de Nicolás Maduro esté utilizando a esta organización como un instrumento para desestabilizar la región, desviar la atención de los problemas internos de Venezuela y, quizás, incluso obtener beneficios económicos a través de las actividades ilícitas del grupo? Esta hipótesis, aunque controvertida, no puede descartarse por completo.
La falta de control del gobierno venezolano sobre las cárceles y las fronteras, así como la complicidad de algunos funcionarios públicos con el crimen organizado, sugieren la existencia de una conexión entre el Estado y el Tren de Aragua. En última instancia, la expansión de este grupo criminal representa una amenaza grave para la seguridad y la estabilidad de toda la región. Es imperativo que los gobiernos de América Latina coordinen sus esfuerzos para combatir este fenómeno y evitar que se convierta en una nueva crisis humanitaria y de seguridad.